viernes, 24 de julio de 2015

Nacimiento, auge y caída de Podemos

Se puede asegurar sin temor a equivocarse que los movimientos nacidos a la luz de las modas impuestas por la modernidad y posmodernidad tienen ya  escrito su propio destino, un destino que inevitablemente se desenvuelve en esa dinámica que genera la misma impronta de lo cíclico.

Este tipo de movimientos cíclicos, que nacen inaugurando nuevas formas de expresión y movilización y novedosos discursos regeneradores están atados, como la modernidad en general, a una marcha hacia la nada que discurre a través de lo efímero. Es su sino inevitable, una maldición imposible de sortear y que se cierne sobre estas formas postmodernas de tragedia griega.

Podemos, en un momento determinado, sirvió como catalizador de las aspiraciones de un sector muy amplio de las clases medias urbanas, desempeñando un papel de primer orden, dentro de estas, amplias capas de la juventud con estudios azotadas por la crisis económica, sectores estos dotados de una gran capacidad de movilización y visibilización.

Pero mantener vivo un movimiento de estas características fuera de los cauces estructurales tradicionales y durante un relativamente largo periodo de tiempo tiene un coste muy elevado. Para mantenerse a flote requiere estar en movimiento permanente, como los tiburones, que en cuanto dejan de propulsarse por su continuo aleteo, se hunden y acaban en el fondo del mar.


A Podemos lo mantiene vivo el permanente entusiasmo y movilización de su militancia, un voluntarismo que ha de permanecer vivo si no quiere morir. En cuanto se apague esa llama o se busque su sustituta en resortes burocráticos y formas de gestión autoritarias habrá firmado su partida de defunción.

Tenemos a mano ejemplos de otro tipo de movilizaciones análogas que han puesto de manifiesto una gran energía y vitalidad social, con capacidad de derribar gobiernos pero sin capacidad de construir alternativas. Me estoy refiriendo al Mayo del 68 francés y a la Primavera Árabe que nacieron con el vigor del descorche de una botella de champán, evaporándose a continuación.

Contemplamos cómo Podemos completa su ciclo, un ciclo breve de una duración estimada de año y medio a dos años y cómo, fruto de sus propias contradicciones, se evapora fatalmente. Del mismo modo que no se puede lograr la cuadratura del círculo, es imposible compaginar lo asambleario con lo autoritario. Sus últimas primarias, con poco mas del diez por ciento de participación respecto de procesos anteriores, inauguran una nueva era en la que el desencanto paulatinamente va sustituyendo al entusiasmo que en otros tiempo fue la energía que cargó de vitalidad al movimiento.

Y nada hay que se pueda hacer, siquiera la articulación de un discurso interclasista cargado de intenciones regeneracionistas y con toques keynesianos, sus espiritualísimos y espiritosos círculos de espiritualidad para hacer ejercicios espirituales y su entusiasta militancia papista.  Tic-Tac    

No hay comentarios:

Publicar un comentario